Con una altura de 979 metros, el Santo Ángel es la cascada más alta del mundo. Situada en el Parque Nacional Canaima, al este de Venezuela, la cascada recibe su nombre por Jimmie Angel, un explorador y piloto estadounidense que en 1937 ayudó en la ubicación y existencia exacta de la caída.
La cascada se alimenta del río Churún, que derrama su agua sobre el borde de la montaña sin apenas rozar el acantilado. La altura de la caída es tan grande que habitualmente la corriente de agua se pierde entre la niebla y las nubes.
La altura total del Salto Ángel incluye tanto la caída libre como los tramos de rápidos escarpados en su base. Pero incluso descontando estos rápidos, la larga caída ininterrumpida de agua —807 metros— es un auténtico récord. Para hacerse una idea del tamaño, el Santo Ángel es aproximadamente quince veces la altura de cataratas del Niágara.

Descubrimiento
La cascada era conocida por los indígenas de la región, quienes la nombraron como Kerepakupai Vená. Sin embargo, el descubrimiento se atribuye a los exploradores españoles Félix Cardona Puig y Juan María Mundó Freixas, quienes fueron los primeros europeos en atisbar el salto en 1927.
Los mapas y artículos del capitán Cardona atrajeron la curiosidad del aviador Jimmie Angel, quien no dudó en ponerse en contacto con él y hacer varias visitas a la cascada en 1937. En septiembre de ese mismo año, Jimmie insistió en aterrizar con su avioneta en la cima del Auyantepuy, propósito que finalmente logró de forma abrupta, incrustando la avioneta en la base de la meseta. Más tarde, Cardona, que no viajaba con Jimmie en aquel momento, tuvo que rescatar a toda la tripulación. Las noticias del incidente —que no dejó ninguna víctima mortal— motivaron a que la caída de agua fuese bautizada como Salto Ángel.