Según la Encuesta Nacional sobre la Salud y el Consumo de Drogas (NSDUH), 19,7 millones de adultos estadounidenses (de 12 años o más) lucharon contra algún tipo de trastorno por el uso de sustancias en 2017. En el mismo año, aproximadamente el 4 % de la población adolescente estadounidense de entre 12 y 17 años de edad sufría un trastorno por consumo de sustancias; lo que equivale a 992 mil adolescentes o 1 de cada 25 personas en ese rango de edad.
El abuso de drogas y la adicción le cuestan a la sociedad americana más de 740 mil millones de dólares cada año (pérdida de productividad laboral, gastos relacionados con el crimen y la salud etc.), equivalente al producto interior bruto de Suiza (18º economía del mundo).
¿Qué es el fentanilo?
El fentanilo es un potente narcótico sintético similar a la morfina, pero entre 50 y 100 veces más potente que esta. El Fentanilo fue creado en 1959 como un analgésico quirúrgico intravenoso. Como droga opiácea, el fentanilo es utilizado habitual y deliberadamente por personas que consumen otras drogas opiáceas, como la heroína y los analgésicos de venta con receta. Sin embargo, debido a su potencia, se ha abierto camino entre las muchas otras drogas que se emplean con fines recreativos.
Esto ha dado lugar a un enorme aumento del consumo accidental de fentanilo y de las muertes por sobredosis, a menudo por personas que ni siquiera saben que lo están tomando. Si un usuario es nuevo en el consumo de opiáceos, el riesgo de sobredosis es aún mayor, porque sus cuerpos no han desarrollado ninguna tolerancia a la droga.
Sin embargo, incluso los consumidores habituales de heroína y metadona corren el riesgo de sufrir una sobredosis si toman fentanilo porque es mucho más fuerte que estos otros opioides.
Aunque en un principio el fentanilo provenía de China, en la actualidad viene en gran parte de México.
Originalmente, el fentanilo era muy poco común y solo se usaba en los quirófanos de los hospitales. Sin embargo, en la década de los 90 se desarrolló un nuevo parche transdérmico para la piel para tratar el dolor crónico. Los pacientes que utilizaban el parche eran personas que necesitaban desesperadamente un alivio del dolor, pero los analgésicos opiáceos habituales se habían vuelto ineficaces para ellos.
Aunque originalmente se utilizaba sólo en estos casos, el uso del parche de fentanilo aumentó rápidamente debido a su potencia y eficacia en el tratamiento del dolor. También se utilizó por su forma de actuar rápida y breve y sus los escasos riesgos cardiovasculares. Esto la convirtió en una buena opción de prescripción para algunos pacientes, ya que reducía algunos de los riesgos de complicaciones médicas que tienen otros analgésicos.
A medida que aumentó el uso del parche de fentanilo, comenzó a recetarse a pacientes con dolor crónico no relacionado con el cáncer. A medida que aumentó su popularidad, se desarrollaron formas alternativas de la droga, como pastillas, tabletas y aerosoles nasales para uso médico.
¿Por qué el fentanilo es tan peligroso?
A parte de por su evidente potencia (entre 50-100 más fuerte que la morfina y 50 veces más que la heroína), la peligrosidad del fentanilo radica en su mezcla con otras sustancias. ¿El motivo? El fentanilo es más barato. Al tratarse de un narcótico sintético, este puede fabricarse en un laboratorio sin los riesgos y costes de plantar, cosechar y procesar.
Es cada vez más habitual que los traficantes de drogas mezclen el fentanilo con otras drogas como la heroína, cocaína, metanfetamina y MDMA. Lo hacen porque una cantidad muy pequeña de fentanilo causa un mayor «colocón» o «high», lo que lo convierte en una opción más económica.
Cuando una persona usa mal el fentanilo, puede ser increíblemente fatal, incluso en dosis extremadamente pequeñas. En su forma más pura, viene en polvo blanco con cristales similares a la sal de mesa. Dado que muchas drogas callejeras están «entrelazadas» con otras sustancias, los fabricantes de drogas ilícitas están comenzando a utilizar el fentanilo cuando fabrican heroína. Esto hace que las personas sufran una sobredosis accidental porque no se dan cuenta de que la heroína que acaban de comprar contiene cantidades letales de fentanilo.
Según un Informe de Drogas de la Administración de Control de Drogas (DEA), en el año 2013 hubo 700 muertes relacionadas con el fentanilo en Estados Unidos. En 2018 la cifra ya era de 31 335 muertes.