La ecolocalización es la capacidad de identificar el entorno a través de la emisión de sonidos, para después, analizar los ecos reflejados desde diferentes objetos y establecer la distancia y el tamaño de estos. La ecolocalización es utilizada tanto por animales como por humanos.
Ecolocalización en animales
Los animales con capacidad para utilizar la ecolocalización son principalmente animales nocturnos o animales que residen en áreas con poca luz solar o ninguna. Con esta capacidad, un animal produce sonidos hacia su entorno y luego recibe ecos de los reflejos de las ondas sonoras emitidas. De este modo, utiliza estos ecos para establecer la posición de los objetos. Los animales usan su cerebro para identificar correctamente la distancia y el tamaño de los objetos de los que emana el eco, calculando el tiempo utilizado por el eco para llegar correctamente al objetivo.
Historia de la investigación de la ecolocación animal
El término «ecolocalización» fue descrito por primera vez por Donald Griffin, un zoólogo estadounidense. A principios del siglo XX, Donald y su colega, Robert Galambos, demostraron el uso de la ecolocalización en murciélagos.
Sin embargo, otros científicos habían descubierto la teoría mucho antes. Así fue el caso de Lazzaro Spallanzani, quien en el siglo XVIII estableció a través de una serie de experimentos que los murciélagos utilizaban el oído para sus movimientos en lugar de la vista. Otros científicos que tenían teorías similares fueron Sir Hiram Maxim, quien propuso la idea de que los murciélagos emitían sonidos a bajas frecuencias, y Hamilton Hartridge, quien corrigió la teoría de Maxim y estableció que los sonidos emitidos por los murciélagos eran, de hecho, audibles para los humanos.
Ecolocalización en murciélagos
Los murciélagos fueron los primeros animales en los que se descubrió que usaban la ecolocalización para moverse, concretamente, entre los murciélagos microquirópteros. Estas especies de murciélagos viven generalmente en completa oscuridad, por lo que el uso de la vista para su vida es casi obsoleto. Estos murciélagos son principalmente insectívoros, es decir, se alimentan de insectos.
Los murciélagos microquirópteros emiten sonidos desde su laringe y su boca. Estos sonidos suelen tener frecuencias extremadamente altas que oscilan entre 14 000 y 100 000 Hz. En comparación, la capacidad auditiva humana oscila entre 20 y 20 000 Hz.
Ecolocalización humana
La ecolocalización observada en humanos es similar —en la práctica— a la de los animales. Los humanos emplean la ecolocalización a través de la creación artificial de sonidos, como golpear con un bastón o pisar el suelo con los pies. Estas personas son generalmente entrenadas para usar los ecos reflejados de los objetos y así poder identificar su distancia o tamaño. Esta capacidad se observa principalmente en personas ciegas.